sábado, 2 de abril de 2022

Crónica de un 2 de abril


Recibo temprano una revista (con formato de libro) que lleva por título ‘Malvineras’ Las mujeres en el Atlántico Sur. Es un número dedicado- dentro de la perspectiva de género- a las enfermeras que fueron a las Islas Malvinas. En su mayoría pertenecían a las fuerzas armadas (ejército, marina). Aquellas enfermeras que eran civiles y voluntarias, quedaban en los barcos (como el Irizar) atendiendo heridos. Pude conocer personalmente a una de las enfermeras que estuvo en Malvinas. Era también maestra en Villa de Mayo. Creo que terminado el conflicto, muy pocos sabían que había estado en las Islas. Ha pasado así con mucha gente o muchos jóvenes que al volver los habían hecho silenciar y ocultar la derrota.  Porque eran las fuerzas armadas quienes dominaban el país con la complicidad civil de empresarios exportadores y de una Iglesia entreguista.

Cerca del mediodía del sábado estuvimos por el Municipio de Malvinas Argentinas. Habían ya hablado el gobernador de la Provincia cuando llegamos y nos tocó ver el desfile interno que realizaba una banda militar tocando el himno de Malvinas, y otras marchas. Rodeaban las calles internas del Municipio: escolares, docentes con banderas de sus escuelas, jóvenes de la parte de Deportes y mucha gente aplaudiendo. Es un sentimiento muy fuerte, el que se sigue manifestando en este día y especialmente al cumplir ya 40 años de aquel 2 de abril.

Por un lado son sentimientos encontrados. Cuesta entender, y ahora se comienza a ver como aparece en las nuevas generaciones, la construcción de ese sentimiento y memoria de aquello que denominamos Guerra de Malvinas. Para quienes vivimos esos acontecimientos en forma contemporánea, la dictadura militar era una bota fuerte que oprimía y mataba, para que otros estuvieran tranquilos. Habían hecho desaparecer y torturado a miles de argentinos, y será después que la gran mayoría se enterará e indignará solo en los Juicios que se realizaran cuando vino la democracia, en aquel ‘Nunca Más’

Por eso hoy uno de los mejores ejemplos de ‘cuestiones encontradas’, es aquel primer muerto en las Islas Malvinas. Mientras duró el conflicto fue el primer patriota caído en combate. Así lo decían los diarios y la TV. Se llamaba Pedro Giachino. Pasado los años, se supo que pertenecía a grupos que secuestraban y torturaban jóvenes militantes y estudiantes. Fue reconocido por ellos, en alguno de los juicios posteriores; pero su causa se archivó. Al llegar la democracia, y luego de  los honores recibidos en Malvinas, hubiera sido enjuiciado y detenido por delitos de lesa humanidad. Estas son las paradojas de nuestra historia. Y esto es lo que no les gusta a la casta militar cuando está en contra de los Derechos Humanos, volviendo con la ‘teoría de los dos demonios’. Por eso en este día, no valía ver como los políticos ‘posan para la foto’, sino lo verdadero era por aquellos que fueron a combatir sin saber cuál era el verdadero objetivo de esa junta asesina militar.

Este última acepción no debe ser fácil para quienes solo tienen el sentimiento nacionalista y patriótico, sino pueden también comprender quienes los han llevado, con qué fines, y cuál era esa ‘jugada hacia adelante’ que hacía esa elite civil y militar, para tapar los serios problemas que existía con la economía del país. Unos días antes la CGT, había hecho una marcha. El primer paro dentro de la dictadura militar. La represión fue brutal: allí  los molieron a palos, a los trabajadores, periodistas, fotógrafos. Días después se anunciaba desde el palco de la Casa Rosada que habían devuelto ‘las Islas perdidas’, y continuaba ese general borracho envalentonado- creyendo que Estados Unidos lo apoyaría por los servicios prestados a la represión en centro América- ‘Si quieren venir que vengan, le presentaremos batalla!’

Carlos Liendro



 

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