Recibo temprano una revista (con formato de libro)
que lleva por título ‘Malvineras’ Las mujeres en el Atlántico Sur. Es un número
dedicado- dentro de la perspectiva de género- a las enfermeras que fueron a las
Islas Malvinas. En su mayoría pertenecían a las fuerzas armadas (ejército,
marina). Aquellas enfermeras que eran civiles y voluntarias, quedaban en los
barcos (como el Irizar) atendiendo heridos. Pude conocer personalmente a una de
las enfermeras que estuvo en Malvinas. Era también maestra en Villa de Mayo. Creo
que terminado el conflicto, muy pocos sabían que había estado en las Islas. Ha pasado así con mucha gente o muchos
jóvenes que al volver los habían hecho silenciar y ocultar la derrota. Porque eran las fuerzas armadas quienes
dominaban el país con la complicidad civil de empresarios exportadores y de una
Iglesia entreguista.
Cerca del mediodía del sábado estuvimos por el
Municipio de Malvinas Argentinas. Habían ya hablado el gobernador de la
Provincia cuando llegamos y nos tocó ver el desfile interno que realizaba una
banda militar tocando el himno de Malvinas, y otras marchas. Rodeaban las
calles internas del Municipio: escolares, docentes con banderas de sus
escuelas, jóvenes de la parte de Deportes y mucha gente aplaudiendo. Es un
sentimiento muy fuerte, el que se sigue manifestando en este día y
especialmente al cumplir ya 40 años de aquel 2 de abril.
Por
un lado son sentimientos encontrados. Cuesta entender, y
ahora se comienza a ver como aparece en las nuevas generaciones, la
construcción de ese sentimiento y memoria de aquello que denominamos Guerra de
Malvinas. Para quienes vivimos esos acontecimientos en forma contemporánea, la
dictadura militar era una bota fuerte que oprimía y mataba, para que otros
estuvieran tranquilos. Habían hecho
desaparecer y torturado a miles de argentinos, y será después que la gran
mayoría se enterará e indignará solo en los Juicios que se realizaran cuando
vino la democracia, en aquel ‘Nunca Más’
Por eso hoy uno de los mejores ejemplos de ‘cuestiones
encontradas’, es aquel primer muerto en las Islas Malvinas. Mientras duró el conflicto fue el primer
patriota caído en combate. Así lo decían los diarios y la TV. Se llamaba
Pedro Giachino. Pasado los años, se supo que pertenecía a grupos que secuestraban
y torturaban jóvenes militantes y estudiantes. Fue reconocido por ellos, en alguno de los juicios posteriores; pero su
causa se archivó. Al llegar la democracia, y luego de los honores recibidos en Malvinas, hubiera
sido enjuiciado y detenido por delitos de lesa humanidad. Estas son las
paradojas de nuestra historia. Y esto es lo que no les gusta a la casta militar
cuando está en contra de los Derechos Humanos, volviendo con la ‘teoría de los
dos demonios’. Por eso en este día, no valía ver como los políticos ‘posan para
la foto’, sino lo verdadero era por aquellos que fueron a combatir sin saber
cuál era el verdadero objetivo de esa junta asesina militar.
Este
última acepción no debe ser fácil para quienes solo tienen el sentimiento
nacionalista y patriótico, sino pueden también comprender quienes los han
llevado, con qué fines, y cuál era esa ‘jugada hacia adelante’ que hacía esa elite civil y militar, para tapar los
serios problemas que existía con la economía del país.
Unos días antes la CGT, había hecho una marcha. El primer paro dentro de la
dictadura militar. La represión fue brutal: allí los molieron a palos, a los trabajadores, periodistas,
fotógrafos. Días después se anunciaba desde el palco de la Casa Rosada que
habían devuelto ‘las Islas perdidas’, y continuaba ese general borracho envalentonado-
creyendo que Estados Unidos lo apoyaría por los servicios prestados a la
represión en centro América- ‘Si quieren venir que vengan, le presentaremos
batalla!’
Carlos Liendro
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