viernes, 28 de enero de 2022

¿Para cuándo un concejal que done su sueldo?

 

Se inscribieron más de quinientas mil personas para ingresar en el sorteo que realizó Javier Milei. El nuevo diputado había prometido que sortearía su sueldo y desde Mar del Plata, a toda fiesta y alta voces, lo cumplió en un acto. De aquí quedaron varias conclusiones. Quien lo ganó, por lo menos la prensa lo presentó así, dijo que le servirá para pagar cuentas, no había votado por Milei y era ‘Cristinista’.

¿Qué quiere demostrar con estos actos el diputado libertario?. Habrá que decir que él, como muchos economistas en el país, no vive de ese sueldo. Agregamos que recibe apoyo de fundaciones y empresas del norte (a ‘quienes les interesa el país’, para seguir haciendo negocios). Había encontrado otra analogía cuando trataba de explicar estos nuevos efectos de marketing que se comienzan a utilizar por el Sur Latinoamericano. Muchos políticos, son docentes universitarios, y llevan años sin concursar, pero no viven del sueldo de una Universidad del Estado: hay otros ingresos, y como he escuchado decir: ‘esto es un vuelto’. Por eso si bien no es nuevo, no resulta extraño lo que comienza a aparecer como formas de propaganda.

Otros analistas han dicho que Milei ganó más en como vendió ‘los datos’ de los que se inscribieron para el sorteo (lo que hacen los bancos, y lo que queda en plataformas de internet que utilizamos). Esa noticia circulaba apenas se continuaba inscribiendo gente, para recibir, trescientos mil pesos, decían al principio, y luego quedó en 250 mil pesos. ¿Continuará sorteando su dieta todos los meses?, ¿es una manera de denostar a la clase política? (como era su slogan); al hablar durante su campaña de los privilegios que tienen los políticos electos, a la cual él ahora pertenece.

Estados Unidos tiene todos estos modelos de marketing político. La era Trump dejó estas secuelas más marcadas. Cuando no se puede hablar de determinadas cuestiones estructurales del poder económico, todo se dirige a las ‘características’ del candidato. Es una manera de ‘distraer’: nos quedamos discutiendo, si es un payaso ó un nuevo fascista y otros caracteres de estos candidatos que están más a la derecha de los de Juntos por el Cambio (incluido radicales del interior  del país que sirvieron para apuntalar a Macri y sus secuaces).

Seguramente- desde del interior profundo y de provincias pobres- dirán que esto ya se hace tiempo (no de forma explícita en sortear una dieta de un legislador); En la campaña de medio término  se esforzaron los canales de cable y sus repetidoras (del Holding mayor de concentración de Medios), cuando mostraba municipios del Gran Buenos Aires (afirmando que entregaban heladeras, bicicletas, cocinas).

Si hay algo que se pueda modificar en la mentalidad de la clase dirigente, no será si gana más o menos y lo que hacen con su sueldo, ó de que utiliza la política ‘para salvarse solo él’. Lo que puede ayudar es que como funcionarios públicos (y tendiendo un sueldo del Estado por el tiempo que son elegidos), esos políticos, deban usar las instalaciones y servicios del Estado. Utilizar el hospital de Municipio, pueblo o barrio.; que sus hijos o nietos vayan a una escuela pública. Así constatarían cómo está funcionando lo que deben cuidar e invertir del Estado como servicio. A su vez su sueldo no debería ser más que el doble o el triple de un sueldo de maestro o de un médico que trabaja en instituciones públicas. Desde 1983, hemos planteado estas cuestiones, especialmente cuando en un Municipio de la región, lo primero que se plantearon los concejales al asumir,  fue cuál iba a ser su sueldo.

Carlos Liendro

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